sábado, 19 de noviembre de 2011

Era una tarde de invierno-primavera cuando quedé con él. Salimos por la calle, unas amigas entraron en un bar para comprar y él y yo nos quedamos hablando sobre nosotros. Seguimos caminando hacia un campo de futbol. Él me decía que me quería y que no quería nada con la otra chica. Yo le decía que teníamos que aprovechar el tiempo al máximo antes de que se fuera de la ciudad. Llegamos a un campo de fútbol, una amiga quería ir al baño y la otra quería que nos besáramos. Nosotros mirando el campo viendo a los chicos jugar no nos lanzamos. (1r error ). Salimos del campo y las dos amigas se alejaron para que tuviésemos un poquito de intimidad. Yo seguía insistiendo para que me digiera la verdad, él me la decía, yo, no me la creía y no me lancé (2n error). Seguimos caminando hacia un parque donde había unos niños jugando, ya era de noche estaba oscuro, y la amiga quería ir al baño. Nos separamos en el camino él y yo y jugábamos a pisarnos los pies. Ellas nos miraban mal porque estaban hartas de que no nos besáramos. Al llegar al parque estuvimos hablando sobre la verdad de que le había dicho la chica, el me dijo que ella le había pedido para liarse. Yo me puse con los ojos llorosos y él me abrazó. Estaba muy asustada, pero él me dijo que me quería y que no me cambiaría por nada, no me lancé (3r error). Volvimos a casa de mis amigas y nos quedamos n el portal hablando sobre lo de la chica. No me lancé (4º error). Ellas subieron a su casa y nos dijeron que era nuestra última oportunidad. No hicimos nada (5º error). Subimos a su casa y la madre de mis amigas quiso llevarme a casa. Bajamos en el ascensor y él se fue. En ese momento hubiese deseado cogerle estirarle y besarle.
Esa fue la última tarde antes de que la otra chica lo enamorase y el día que nosotros cortáramos ella se lió con él.
Ha pasado medio año desde eso, y ahora me doy cuenta. De mis más de cinco errores en ese día, porque no es lo único que me arrepiento, porque aparte de no lanzarme, su amor me hacia ciega y no veía que mis amigas no paraban de aguantarnos y seguirnos, porque necesitaban ir al lavabo y por nosotros no fueron. Porque esa podía haber sido una gran tarde y la hubiese recordado mejor que si no me hubiese lanzado. Pero de lo que más me arrepiento es de haber desaprovechado ese te quiero que me repitió tanto y yo lo estaba ignorando.
Ahora no puedo volver atrás, él ya no está aquí, no vive ni en la ciudad.

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